Mi reseña: 

"Maravillada, a Zazie le tomó algún tiempo darse cuenta de que, no lejos de ella, una obra de herrería barroca plantada en medio de la vereda se completaba con la siguiente inscripción: METRO. Olvidando al instante el espectáculo de la calle, Zazie se aproximó a aquella boca con la suya seca por la emoción. Rodeando con pequeños pasos una balaustrada protectora, por fin descubrió la entrada. Pero la reja de ballesta estaba corrida. Una pizarra colgante llevaba en tiza la inscripción que Zazie descifró sin dificultad. La huelga continuaba. Un olor a polvo ferruginoso y deshidratado ascendía suavemente del abismo prohibido. Afligida, Zazie se puso a llorar."
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Queneau (1903-1976) fue un escritor francés; publicó esta novela en 1959. Zazie viaja a París a visitar a su tío Gabriel con el que se quedará dos días; ella es una nena traviesa e inteligente, y está muy ilusionada por viajar en subte por la ciudad, pero su sueño no se cumple porque los trabajadores del metro están de paro. La desilusión que siente la enoja, sin embargo no sabe que vivirá una serie de aventuras impensadas: conocerá gente excéntrica, se encontrará en situaciones inusuales y envuelta en diálogos casi delirantes. Zazie desconcierta a los adultos con sus preguntas y respuestas inesperadas y sin ningún tipo de filtro moral, con sus razonamientos y con el vocabulario que maneja. Zazie, una niña que quiere ser adulta, vivirá experiencias que la cambiarán no como ella seguramente esperaba.
En Zazie en el metro no faltan los giros idiomáticos y los juegos de palabras: "ayastaltrén", "saltancima", "mempiezacorretear", "egzamina" y muchos más; yo creo que hay que aplaudir al traductor.

Editorial: Godot