Mi reseña:

Té de Litio es, de algún modo, la historia de una mujer cleptómana. Sin embargo, luego de varias páginas en las que me encontré intentando armar el comienzo de una trama cada vez más neblinosa y que parece rondar alrededor del año 2014, me di cuenta de que no era ese el camino con esta novela. Té de Litio es una experiencia léxica.
Como en piloto automático, la protagonista va de su casa al trabajo, a terapia, y de vuelta a su casa, en colectivo. Pero su cuerpo es una suerte de envase simplemente y el fluir de su consciencia habla con una prosa poética, sensorial y musical. Ella roba y deposita el alma en el objeto; siempre prendas de ropa y accesorios, como si buscara a través de una imagen cambiada de sí misma escapar de una realidad que se siente intolerable y el 2014 siempre soplándole al oído. ¿Qué fue lo que le robaron?
Otros personajes aparecen, algunos humanos y otros animales e insectos con roles difusos; su terapeuta con quien levanta velo tras velo, y el guardia de seguridad de su trabajo, con quien fantasea fecundar de su semen femenino; la sexualidad y ella pequeña con piernas blancas y flacas.
El sofoco aumenta al pasar de página y toman protagonismo, cada vez más, "la certeza de muerte" y "la certeza de explosión". Leer Té de Litio es experimentar el límite, el confinamiento, el miedo, la locura, el delirio, la fantasía, y llegar al final sin saber si explota todo o no.

Editorial: Odelia

Té de litio - Soledad Olguín

$23.000,00
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Té de Litio es, de algún modo, la historia de una mujer cleptómana. Sin embargo, luego de varias páginas en las que me encontré intentando armar el comienzo de una trama cada vez más neblinosa y que parece rondar alrededor del año 2014, me di cuenta de que no era ese el camino con esta novela. Té de Litio es una experiencia léxica.
Como en piloto automático, la protagonista va de su casa al trabajo, a terapia, y de vuelta a su casa, en colectivo. Pero su cuerpo es una suerte de envase simplemente y el fluir de su consciencia habla con una prosa poética, sensorial y musical. Ella roba y deposita el alma en el objeto; siempre prendas de ropa y accesorios, como si buscara a través de una imagen cambiada de sí misma escapar de una realidad que se siente intolerable y el 2014 siempre soplándole al oído. ¿Qué fue lo que le robaron?
Otros personajes aparecen, algunos humanos y otros animales e insectos con roles difusos; su terapeuta con quien levanta velo tras velo, y el guardia de seguridad de su trabajo, con quien fantasea fecundar de su semen femenino; la sexualidad y ella pequeña con piernas blancas y flacas.
El sofoco aumenta al pasar de página y toman protagonismo, cada vez más, "la certeza de muerte" y "la certeza de explosión". Leer Té de Litio es experimentar el límite, el confinamiento, el miedo, la locura, el delirio, la fantasía, y llegar al final sin saber si explota todo o no.

Editorial: Odelia