Mi reseña:

"Nunca supe qué hacía ella en Plaza Irlanda. Me avisaron del accidente por teléfono; había ocurrido en Donato Álvarez entre Neuquén y Franklin. A las tres de la tarde Helena estaba caminando por Donato Álvarez, justo frente a la Plaza Irlanda; un colectivo fuera de control subió a la vereda y la aplastó contra una pared."
__________________
Dos meses pasaron ya de la muerte de su mujer. Helena fue aplastada contra la pared por un colectivo de 300 toneladas frente a la Plaza Irlanda. Helena salió ese día y dejó atrás un mundo que quedó estático, uno que esperaba su vuelta. Hoy le toca al narrador intervenir en ese mundo inmóvil. "Tenés que seguir con tu vida", le dicen. Un departamento repleto de recuerdos que acecha igual de intensamente que el vacío que vendrá. La ropa, los libros, la rana de peluche. Luego, los estantes vacíos, el placard deshabitado.
A medida que Helena deja de existir en los objetos, el narrador viaja al pasado, a los recuerdos inevitables que se desean olvidar y recordar para siempre: cómo se conocieron, se sintieron uno con el otro, se eligieron. Pero la incógnita que palpita en el fondo del relato crece más y más: ¿qué hacía Helena en Plaza Irlanda? Amante de los mapas, el narrador observará sin descanso la página 46 de la guía de la ciudad. Esa página que le permite tener consciencia del espacio (allí está la plaza, la esquina) pero que no le brinda la respuesta que busca.
Plaza Irlanda es la historia del duelo que atraviesa un hombre tras la muerte de su mujer. Hace unos meses leí la novela Solo, de Mariano Vera, que también narra la historia del duelo de un hombre que pierde a su mujer en un accidente automovilístico. Ambas historias están cargadas de una extrema tristeza, de un vacío inexplicable. Sin embargo, al leer Plaza Irlanda sentí que corría más el aire, que el relato es menos opresivo. Distinto. Porque cada persona atraviesa un duelo de diferente manera, de la forma en la que puede, porque nunca podemos saber cómo lo transitaríamos nosotros, cómo actuaríamos en una situación tan extrema. Lo que ambos narradores se preguntan es, ¿por qué ella y no yo?

Editorial: Club Cinco

Plaza Irlanda - Eduardo Muslip

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"Nunca supe qué hacía ella en Plaza Irlanda. Me avisaron del accidente por teléfono; había ocurrido en Donato Álvarez entre Neuquén y Franklin. A las tres de la tarde Helena estaba caminando por Donato Álvarez, justo frente a la Plaza Irlanda; un colectivo fuera de control subió a la vereda y la aplastó contra una pared."
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Dos meses pasaron ya de la muerte de su mujer. Helena fue aplastada contra la pared por un colectivo de 300 toneladas frente a la Plaza Irlanda. Helena salió ese día y dejó atrás un mundo que quedó estático, uno que esperaba su vuelta. Hoy le toca al narrador intervenir en ese mundo inmóvil. "Tenés que seguir con tu vida", le dicen. Un departamento repleto de recuerdos que acecha igual de intensamente que el vacío que vendrá. La ropa, los libros, la rana de peluche. Luego, los estantes vacíos, el placard deshabitado.
A medida que Helena deja de existir en los objetos, el narrador viaja al pasado, a los recuerdos inevitables que se desean olvidar y recordar para siempre: cómo se conocieron, se sintieron uno con el otro, se eligieron. Pero la incógnita que palpita en el fondo del relato crece más y más: ¿qué hacía Helena en Plaza Irlanda? Amante de los mapas, el narrador observará sin descanso la página 46 de la guía de la ciudad. Esa página que le permite tener consciencia del espacio (allí está la plaza, la esquina) pero que no le brinda la respuesta que busca.
Plaza Irlanda es la historia del duelo que atraviesa un hombre tras la muerte de su mujer. Hace unos meses leí la novela Solo, de Mariano Vera, que también narra la historia del duelo de un hombre que pierde a su mujer en un accidente automovilístico. Ambas historias están cargadas de una extrema tristeza, de un vacío inexplicable. Sin embargo, al leer Plaza Irlanda sentí que corría más el aire, que el relato es menos opresivo. Distinto. Porque cada persona atraviesa un duelo de diferente manera, de la forma en la que puede, porque nunca podemos saber cómo lo transitaríamos nosotros, cómo actuaríamos en una situación tan extrema. Lo que ambos narradores se preguntan es, ¿por qué ella y no yo?

Editorial: Club Cinco