Mi reseña:

"A Cáceres lo atropelló un auto de madrugada, voló por el aire y cayó, después de rebotar en el capó, sobre un asfalto tapizado de hojas amarillas. Venía de tomar unos tragos, en soledad, de reventar la plata que había ganado en la semana levantando quiniela. Ahora convalece, la internación va a durar unos días."
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Cáceres está internado en un hospital, solo. Comparte la habitación con unos gitanos, pero a él sólo lo acompañan sus pensamientos, sus recuerdos. Y es durante sus noches de agonía que recuerda otras noches de hospital, cuando no por algún sentimiento parecido al amor, Cáceres acompañó a su hermano durante sus propias seis noches de agonía. Y como atrapado en un espiral de recuerdos dentro de otros recuerdos, Cáceres rememora su infancia a los pies de la cordillera del Amambay, Paraguay, y su huida junto a su familia a la ciudad de Asunción, su enredo con un grupo de vagabundos en un taller mecánico que adoran a una imagen de la Virgen con las manos amputadas, y el deseo de que su hermano no se levante más. La presencia fuerte de los números y su simbología parecen funcionar como un hilo conductor de un destino lanzado al azar. 

Editorial: Alto pogo