Mi reseña:

“Muchos miembros de la Orden pensaban que, en realidad, les hacían un honor. Como el hombre joven vestido con un traje negro a pesar del calor, que se acercaba voluntariamente a la Oscuridad. Era el primero. Tali lo vio extender los dedos para tocar esa luz negra compacta, al costado de Juan, a la altura de su cadera. Y vio cómo la Oscuridad le rebanaba los dedos primero, después la mano y, enseguida, con un sonido glotón y satisfecho, se lo llevaba entero. La sangre de los primeros mordiscones salpicó a Juan, pero él ya no se movía. No iba a moverse por un rato, hasta que la Oscuridad se cerrara.”
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Gaspar es el hijo de Juan y de Rosario; ella hija de una familia millonaria de la provincia de Misiones que forma parte de una sociedad secreta, la Orden, que se contacta con la Oscuridad; Juan fue adoptado, o más bien raptado, por dicha familia por tener la capacidad de conectarse directamente con este inframundo, es un médium, lo que los miembros de la secta necesitan para poder vivir eternamente. Y Gaspar está condenado a seguir el camino de su padre. Pero para conectarse con el terror no se necesita de un simple trance: con los rituales vienen torturas, mutilaciones de miembros del cuerpo, mutaciones. Es una novela de terror, oscura y perversa, en la que familias crueles entregan a sus hijos, secuestran a niños (el contexto está acompañado por la dictadura militar Argentina) y los hacen formar parte de sectas terroríficas y malignas y a participar de rituales sangrientos; una brutalidad naturalizada, un salvajismo establecido.

Editorial: Anagrama