Mi reseña:

"Ni siquiera tampoco tengo hambre: perder la pasión por comer y perder la pasión por comida y perder la pasión, el tubito se calienta, la sangre, el cuerpo se calma pero yo no sé si me animo a vivir por vivir."
____________________
Azul está en coma tras haber sufrido un accidente automovilístico con sus padres. Ahora vive en la habitación 222 y está encerrada en su propio cuerpo, un cuerpo que no responde. Azul es una narradora que por momentos parece ver su situación como una posibilidad para reflexionar sobre su vida, y quizás comprender a las personas que están (o estaban) en sus vidas. A su vez, si bien quizás lo esperable sería una narradora asustada, tal vez desesperada por encontrarse en la cárcel de su cuerpo y su conciencia, Azul parece enojada: enojada con su padre, a quien responsabiliza por su accidente; hay una ironía bastante clara en las frases dirigidas a su padre, "la voz del genio de papá", por ejemplo. También, por momentos, se muestra enojada con sus amigas, y con "las visitas innecesarias". La escritora juega con la temporalidad y la voz narrativa; si bien el texto está escrito en primera persona, por momentos se transforma en una voz omnisciente quien, a pesar de tener los ojos cerrados, es capaz de observar la habitación y a las personas que la rodean. Asimismo, hay referencias temporales externas, como "este año iba a tomar la comunión", o no hay "escabio" en el pijama party con sus amigas, detalles que marcan el paso del tiempo.
La Coma es un relato mental y reflexivo que no deja de estar cargado de la emocionalidad que trae el hecho de que la vida de una niña, de un momento a otro, deje de ser una vida plena en la exterioridad de su cuerpo para sólo ser una vida en el encierro de su mente.

Editorial: Elefante

La Coma - María Florencia Rua

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"Ni siquiera tampoco tengo hambre: perder la pasión por comer y perder la pasión por comida y perder la pasión, el tubito se calienta, la sangre, el cuerpo se calma pero yo no sé si me animo a vivir por vivir."
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Azul está en coma tras haber sufrido un accidente automovilístico con sus padres. Ahora vive en la habitación 222 y está encerrada en su propio cuerpo, un cuerpo que no responde. Azul es una narradora que por momentos parece ver su situación como una posibilidad para reflexionar sobre su vida, y quizás comprender a las personas que están (o estaban) en sus vidas. A su vez, si bien quizás lo esperable sería una narradora asustada, tal vez desesperada por encontrarse en la cárcel de su cuerpo y su conciencia, Azul parece enojada: enojada con su padre, a quien responsabiliza por su accidente; hay una ironía bastante clara en las frases dirigidas a su padre, "la voz del genio de papá", por ejemplo. También, por momentos, se muestra enojada con sus amigas, y con "las visitas innecesarias". La escritora juega con la temporalidad y la voz narrativa; si bien el texto está escrito en primera persona, por momentos se transforma en una voz omnisciente quien, a pesar de tener los ojos cerrados, es capaz de observar la habitación y a las personas que la rodean. Asimismo, hay referencias temporales externas, como "este año iba a tomar la comunión", o no hay "escabio" en el pijama party con sus amigas, detalles que marcan el paso del tiempo.
La Coma es un relato mental y reflexivo que no deja de estar cargado de la emocionalidad que trae el hecho de que la vida de una niña, de un momento a otro, deje de ser una vida plena en la exterioridad de su cuerpo para sólo ser una vida en el encierro de su mente.

Editorial: Elefante