Mi reseña:

"El miedo a las enfermedades se cura a medida que vas agarrándotelas. Es inevitable. Las maestras se contagian gripes, anginas y conjuntivitis; los mineros, cosas de los pulmones, y nosotros nos contagiamos sífilis, gonorrea y el bicho. La primera vez, por lo general es algo menor. Una cosa de nada. Inyecciones y punto. Te asustás y jurás y perjurás que se acabó, que nunca más. Hasta te quedás sin trabajar un rato. Pero después, tarde o temprano, todo vuelve a la normalidad. No se puede vivir del aire, y aunque ya sabés que el riesgo está ahí, volvés. Los obreros de la construcción se lastiman, los choferes chocan, nosotros nos contagiamos."
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Ana Karina (clara referencia a la novela de Tolstói) es una mujer de 40 años que vive con su marido Gastón y sus dos hijos en un country en las afueras de la ciudad de Buenos Aires. Se confiesa a sí misma casi no tolerar a sus hijos, y tiene un matrimonio que, a pesar de las distracciones del acuerdo swinger que tiene con su marido, parece ser historia pasada. Sus encuentros sexuales con la pareja amiga, Jorge y Patricia, los hace sentirse jóvenes y modernos. ¿Pero hasta qué punto? Por otro lado, Jeff, un estadounidense que fue actor porno en Los Ángeles en los años 70 y que llegó a la Argentina escapando de enfermedades de transmisión sexual intenta encontrar su lugar en una relación homosexual con Alejo (o Nacho o Martin) un chico mucho más joven quien a su vez lucha contra los estereotipos y prejuicios sociales. Historias que se entrelazan y en las que el sexo, las relaciones abiertas, los engaños que parecen tener que pasar a otro plano por ser acuerdos establecidos, son ejes centrales. Una novela entretenida que se sumerge en vínculos que, si bien puertas adentro parecen ser sinceros, no dejan de mostrar la hilacha: un gran sentimiento de abandono y soledad.

Editorial: Compañía Naviera Ilimitada