Mi reseña

"Se sienta en la arena, más allá de la línea de algas y trabaja el anillo en el rígido dedo hinchado, girándolo en círculos infructuosos, sin lograr nunca que pase del nudillo. (...) Cuando lleguen ella todavía estará allí, rociada de sal tras la noche en la orilla. Se echará de espaldas, rociada de sal tras la noche en la orilla. (...) Medusas encallarán contra sus brazos y sus piernas, cresta de cuerpo sobre delicado cuerpo. La taparán, le enguantarán las manos y rodearán los tobillos."
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Una adolescente heredó la "piel problemática" de su abuela. El pelo y los dientes se caen, la piel se desprende, su cuerpo se descascara. Sus amigos le dicen "La Momia".
La madrastra de una adolescente adopta una loba a la que viste, alimenta y atiende como si fuera un ser humano. De a poco el vínculo entre el animal y la adolescente se afianza, se fusiona.
Una mujer recibe la visita de su novia muerta. Sus ojos se enfocan en los dientes y los cartílagos a la vista, en las uñas destrozadas, en los huesos. Sin embargo, lo perturbador no asusta.
Cantidades enormes de medusas cubren la playa mientras una mujer atraviesa un violento divorcio.
En los 9 cuentos que forman "El Gran Despertar", la escritora juega con el realismo mágico y con lo simbólico; los personajes no se perturban con lo extraño, no se resisten. El cuerpo adolescente cayéndose a pedazos es la transformación al cuerpo adulto; lo animal que funciona como nexo (o como un tótem) entre la niñez y el incierto futuro; el mundo se cubrió de agua, ahora hay que mirar hacia dentro de uno.
Una prosa irónica y divertida. A reírse y a reflexionar. Un gran despertar sucede pocas veces en la vida.

Editorial: Sigilo