Mi reseña:

"Pero el temperamento de Canción, según decían sus compañeros, y acaso para compensar su marcado aspecto infantil, tenía la frialdad y el temple de un asesino profesional o de un soldado (que viene a ser lo mismo). No cedía. No se conformaba con menos de lo acordado. Nunca lo vieron rendirse ni perder con gracia. Podían confiar en que ejecutaría cualquier orden sin cuestionarla y sin emoción alguna, fuese la orden burocrática, o nefasta, o criminal."
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Eduardo Halfón, escritor, narrador y personaje de su novela, es invitado a un congreso universitario de escritores libaneses en Japón. Él no es libanés, pero su abuelo lo era. Este evento funciona como disparador para que Eduardo recuerde y reflexione (y nos lleve con él) sobre un hecho que marcó la historia familiar para siempre. Su abuelo, también Eduardo Halfón, fue secuestrado un día de enero de 1967 por la guerrilla en Guatemala. Pasó 35 días en cautiverio. Canción, miembro activo de las Fuerzas Armadas Rebeldes de Guatemala, es su secuestrador.
A través de tres hilos conductores centrales que se entretejen a lo largo del relato, Halfón nos muestra la violenta historia política y social de Guatemala durante la segunda mitad del siglo XX. Capítulos cortos saltan en el tiempo y el espacio: la primera experiencia en Japón, la niñez en Guatemala y el secuestro, y las terribles historias de torturas, asesinatos, fusilamientos y violaciones que sufrió el pueblo Guatemalteco.
En un principio sentí que la novela no arrancaba, sin embargo, al ser una novela corta, les recomiendo que, si les sucede lo mismo, continúen su lectura. Guatemala tiene mucho para contar.

Editorial: Libros del Asteroide