Estaba nublado. Algunos reos jugaban a la pelota, un grupúsculo hacía gimnasia en una esquina. El resto se reunía en las colectividades que conformaban las temidas bandas del patio central, pequeños grupos de poder que se disputaban el mando del recinto. Ganzúa Jiménez era uno de los líderes. Su clan estaba conformado, entre otros, por sus dos intocables: Yanclot Valdés y Julio Delgado, más conocido como el Guatón Delgado. Ellos, a su vez, también tenían sus propios clanes. Lalo Cartagena y Boticheli Hernández pertenecían al de Yanclot. Puestos en un organigrama empresarial diríamos que Ganzúa Jiménez vendría a ser el gerente de la compañía, Yanclot Valdés y el Guatón Delgado los jefes de sucursales, y para abajo el resto, aunque para arriba también continuaba. Siguiendo el mismo modelo, don Chuma o Chumita podría considerarse el presidente de la firma. Chumita, el patriarca, era el preso más viejo del penal y alguna vez también fue el más violento. Su rostro y sus delga dos brazos fibrosos exhibían enormes cicatrices que pasaron a conformar el corroído paisaje de su cuerpo.
***
Lalo Cartagena miró con asombro el montaje de la estructura, una extraña satisfacción le infló el pecho. Era como si la sangre llenara cálidamente cada arteria de su cuerpo y el corazón se le inflara como un enorme pulmón. Jamás creyó que experimentaría algo así dentro de la cárcel. Yo debí haber sido paleontólogo en vez de delincuente, pensó. Aunque una cosa no necesariamente quitaba a la otra. Podría haber sido paleontólogo y delincuente a la vez. 

A la cárcel - Ricardo Elías

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Estaba nublado. Algunos reos jugaban a la pelota, un grupúsculo hacía gimnasia en una esquina. El resto se reunía en las colectividades que conformaban las temidas bandas del patio central, pequeños grupos de poder que se disputaban el mando del recinto. Ganzúa Jiménez era uno de los líderes. Su clan estaba conformado, entre otros, por sus dos intocables: Yanclot Valdés y Julio Delgado, más conocido como el Guatón Delgado. Ellos, a su vez, también tenían sus propios clanes. Lalo Cartagena y Boticheli Hernández pertenecían al de Yanclot. Puestos en un organigrama empresarial diríamos que Ganzúa Jiménez vendría a ser el gerente de la compañía, Yanclot Valdés y el Guatón Delgado los jefes de sucursales, y para abajo el resto, aunque para arriba también continuaba. Siguiendo el mismo modelo, don Chuma o Chumita podría considerarse el presidente de la firma. Chumita, el patriarca, era el preso más viejo del penal y alguna vez también fue el más violento. Su rostro y sus delga dos brazos fibrosos exhibían enormes cicatrices que pasaron a conformar el corroído paisaje de su cuerpo.
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Lalo Cartagena miró con asombro el montaje de la estructura, una extraña satisfacción le infló el pecho. Era como si la sangre llenara cálidamente cada arteria de su cuerpo y el corazón se le inflara como un enorme pulmón. Jamás creyó que experimentaría algo así dentro de la cárcel. Yo debí haber sido paleontólogo en vez de delincuente, pensó. Aunque una cosa no necesariamente quitaba a la otra. Podría haber sido paleontólogo y delincuente a la vez.