Mi reseña:

"No debería olvidar que el germen depende del huésped. Cuanto más espacio le cedo a Zielinski, tanto más depende Zielinski de mí. Si consiento en estar a su disposición, soy yo quien concede poder a Zielinski. No debería olvidarlo, saber esto altera mi tono para conmigo mismo."
____________________________________
Narrado en primera persona, Zielinski es la historia del deterioro psíquico y consciente del narrador. Salir a comprar algo y en el camino ya no saber qué se necesitaba parece una simple distracción; sentirse reacio al contacto con los vecinos o sentir furia hacia ellos, tampoco parece algo de por de más preocupante. La soledad puede distorsionar la percepción del tiempo, y "los minutos se hacen días, se hacen semanas, se hacen años".
Un día, unos hombres aparecen "parados en la escalera del edificio" y entran "grandes cantidades de madera" dentro de su departamento, y le entregan una carta que dice, "No se preocupe usted por nada, cordiales saludos, Zielinski". Durante varios días entran terciopelo azul y martillean en la habitación más grande de todas. Cuando finalmente el narrador decide entrar a la habitación, todas sus pertenencias habían desaparecido y en su lugar encuentra "una inmensa caja de madera con puerta". Fuera, "una placa con nombre y timbre": Zielinski.
A pesar de lo placentero de la presencia de Zielinski, de lo agradable de su voz, de su mundo azul, de su estado impecable, el narrador duda de su existencia inicialmente; incluso cree necesitar medicación psiquiátrica. Sin embargo, la dependencia crece, y su vida anterior, en contacto con el mundo exterior, de a poco deja de existir. Los recuerdos de su niñez que en principio parecen funcionar como un ancla con el mundo real, se van de a poco evaporando y las necesidades básicas del ser humano quedan del otro lado de la puerta de entrada.
Una novela para los que les gusta leer el fluir de la consciencia, y esta vez, una consciencia en caída libre.

Editorial: Serapis

Zielinski - Nina Jäckle

$17.000,00
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"No debería olvidar que el germen depende del huésped. Cuanto más espacio le cedo a Zielinski, tanto más depende Zielinski de mí. Si consiento en estar a su disposición, soy yo quien concede poder a Zielinski. No debería olvidarlo, saber esto altera mi tono para conmigo mismo."
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Narrado en primera persona, Zielinski es la historia del deterioro psíquico y consciente del narrador. Salir a comprar algo y en el camino ya no saber qué se necesitaba parece una simple distracción; sentirse reacio al contacto con los vecinos o sentir furia hacia ellos, tampoco parece algo de por de más preocupante. La soledad puede distorsionar la percepción del tiempo, y "los minutos se hacen días, se hacen semanas, se hacen años".
Un día, unos hombres aparecen "parados en la escalera del edificio" y entran "grandes cantidades de madera" dentro de su departamento, y le entregan una carta que dice, "No se preocupe usted por nada, cordiales saludos, Zielinski". Durante varios días entran terciopelo azul y martillean en la habitación más grande de todas. Cuando finalmente el narrador decide entrar a la habitación, todas sus pertenencias habían desaparecido y en su lugar encuentra "una inmensa caja de madera con puerta". Fuera, "una placa con nombre y timbre": Zielinski.
A pesar de lo placentero de la presencia de Zielinski, de lo agradable de su voz, de su mundo azul, de su estado impecable, el narrador duda de su existencia inicialmente; incluso cree necesitar medicación psiquiátrica. Sin embargo, la dependencia crece, y su vida anterior, en contacto con el mundo exterior, de a poco deja de existir. Los recuerdos de su niñez que en principio parecen funcionar como un ancla con el mundo real, se van de a poco evaporando y las necesidades básicas del ser humano quedan del otro lado de la puerta de entrada.
Una novela para los que les gusta leer el fluir de la consciencia, y esta vez, una consciencia en caída libre.

Editorial: Serapis