Mi reseña:

“Usted aguantó con perfecta impasibilidad el golpe que le reventaba las costillas. Apenas se le encorvaron los hombros, el ritmo de la mecedora apenas se alteró, sus dedos apenas se crisparon en los apoyabrazos. Él prosiguió: Viviane, entiéndeme, tú tienes a la niña, yo necesito aire. Y no puedo dar lo que quieres. a lo mejor esperas demasiado de mi parte; Viviane, por favor, di algo.”
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Viviane tiene 42 años y acaba de ser madre por primera vez. Cuando la bebita tiene 3 meses, su marido la abandona porque necesita aire. Ella, al sentir que su terapeuta no la ayuda como espera, lo asesina a sangre fría. No es un spoiler, es sólo el comienzo. A medida que avanza el relato, vamos adentrándonos en la mente de Viviane, cada vez más inestable; decide seguir el avance de la investigación del crimen expuesto en los diarios, perseguir a toda persona involucrada en la investigación del crimen, involucrarse; no parece ser consciente de ese peligro, parece sentirse protegida por su hija, que contraria a ella, no genera conflicto, como si supiera, como si entendiera. El cambio entre narrador en primera y segunda persona expone aún más el desequilibrio mental de la protagonista, como si por momentos ella pudiera contarnos su historia, y por momentos lo hiciera una suerte de voz de su conciencia o conductor imperativo. 

Editorial: Eterna Cadencia