Mi reseña:

"Agarré la silla que les había hecho pintar a Ricky y a Emilio la tarde que se quedaron conmigo. Estaba tan desprolija que decidí rehacer el trabajo. Empecé a pasarle removedor de pintura, el olor del solvente se me clavó en el fondo de la garganta, sentí que me mareaba y la sensación me gustó. Cerré la puerta, cerré la ventana. Me senté en el piso y aspiré el olor que salía de la lata. Las manos me temblaron un poco y alrededor todo empezó a deformarse. Después de un rato salí a tomar agua de la manguera. El sol ya pegaba de lleno en todo el lugar."
_______________________
Isabel, una mujer de 27 años, se muda con su marido Martin a la casa donde pasó los primeros años de su infancia. Martín accede a todo lo que ella le pide, incluso a mudarse a 70 km de la capital, de un día para el otro, como si necesitara huir de algo, cual manotazo de ahogado. Mudarse allí iba a ser lo último que le pidiera. La casa le trae recuerdos felices: festejos, amistades, el campo. Pero también recuerdos sobre una inundación, su caída a una zanja donde casi se ahoga, la muerte de un perro agresivo, y por sobre todo, su madre; una madre que se esconde entre las plantas, que junta sapos, que rompe cosas, que se encierra. Una madre que tuvo un accidente en la ruta y murió, pero de la que el padre nunca le quiso contar nada. Sin embargo, estos recuerdos no parecen del todo claros, se confunden con fantasías y sueños. Los vecinos, extraños de distintas maneras, la sofocan; son metidos, raros y agresivos. Una narradora en primera persona que intenta reconstruir un pasado, pero que lentamente parece asfixiarse más y más. Todo asfixia. Los vecinos, el relato. Y nosotros nos asfixiamos también. Algo pasa. Algo no está bien. Excelente, lo recomiendo mucho.

Editorial: Compañía Naviera Ilimitada

Transradio - Maru Leonhard

$19.900,00
Transradio - Maru Leonhard $19.900,00
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

Mi reseña:

"Agarré la silla que les había hecho pintar a Ricky y a Emilio la tarde que se quedaron conmigo. Estaba tan desprolija que decidí rehacer el trabajo. Empecé a pasarle removedor de pintura, el olor del solvente se me clavó en el fondo de la garganta, sentí que me mareaba y la sensación me gustó. Cerré la puerta, cerré la ventana. Me senté en el piso y aspiré el olor que salía de la lata. Las manos me temblaron un poco y alrededor todo empezó a deformarse. Después de un rato salí a tomar agua de la manguera. El sol ya pegaba de lleno en todo el lugar."
_______________________
Isabel, una mujer de 27 años, se muda con su marido Martin a la casa donde pasó los primeros años de su infancia. Martín accede a todo lo que ella le pide, incluso a mudarse a 70 km de la capital, de un día para el otro, como si necesitara huir de algo, cual manotazo de ahogado. Mudarse allí iba a ser lo último que le pidiera. La casa le trae recuerdos felices: festejos, amistades, el campo. Pero también recuerdos sobre una inundación, su caída a una zanja donde casi se ahoga, la muerte de un perro agresivo, y por sobre todo, su madre; una madre que se esconde entre las plantas, que junta sapos, que rompe cosas, que se encierra. Una madre que tuvo un accidente en la ruta y murió, pero de la que el padre nunca le quiso contar nada. Sin embargo, estos recuerdos no parecen del todo claros, se confunden con fantasías y sueños. Los vecinos, extraños de distintas maneras, la sofocan; son metidos, raros y agresivos. Una narradora en primera persona que intenta reconstruir un pasado, pero que lentamente parece asfixiarse más y más. Todo asfixia. Los vecinos, el relato. Y nosotros nos asfixiamos también. Algo pasa. Algo no está bien. Excelente, lo recomiendo mucho.

Editorial: Compañía Naviera Ilimitada