Mi reseña:

"A las nueve y quince de la noche, Bonnie escribió un mail a Clyde. "Tengo mucho sueño y hambre y voy a comerme un pie, hoy. Ala Bianca estuvo especialmente cargosa. Compré flores y Deschanel ya empezó a masticarlas y a hacer ruidos quejosos. Quiero bañarme en un baño con bronce lustrado y jabón de chocolate. Después me iré a dormir. Zzzzzzz".
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Clyde y Bonnie eligen la pizzería Kentucky de Godoy Cruz y avenida Santa Fe como lugar para su primera cita. Piden una pizza mitad de verdura y mitad provolone, y una cerveza Quilmes. Bonnie estudia diseño de indumentaria y trabaja en un Laverrap. Clyde, quien tiene una beca de escritor, está trabajando en un cuento y toma constantemente nota de ideas en su libreta de escritor. El encuentro, sin embargo, se sale de lo habitual: las conversaciones son completamente inesperadas y desconcertantes desde la primera página. Y así lo son durante toda la novela. Bonnie y Clyde charlan por Skype y pasean por la ciudad de Buenos Aires mientras planean hacer cosas descabelladas como robar caballos del hipódromo, asaltar una joyería o liberar una liebre del zoológico en los bosques de Palermo. Ambos parecen cómodos con la locura del otro. La elección de los nombres no debe ser aleatoria ya que podrían hacer referencia a Bonnie Parker y Clyde Barrow, una pareja de criminales fugitivos estadounidenses de principios de siglo XX. Pero Bonnie y Clyde no son incluso los criminales que esperamos. Bonnie y Clyde parecen encajar sólo con ellos mismos.
Una novela corta con tintes románticos, y cargada de diálogo casi caricaturesco. La historia de dos personas excéntricas a su manera que se encuentran para buscar juntos una realidad diferente.

Editorial: Sigilo