Mi reseña:

"La Tumbona me agarraba fuerte, decía que para cuidarme del ladrón de niños. Nunca entendí por qué impedía que me secuestraran, si no nos llevábamos bien. Métodos de protección que se parecen demasiado a un castigo."
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Si las cosas fuesen como son es la historia de un reencuentro con el origen. Tras una separación dolorosa, la narradora regresa a vivir a su hogar materno y se encuentra, una vez más, en una familia un tanto disfuncial, una donde "papá es una mala palabra [...] un conjuro que no hay que nombrar", porque así lo decidió mamá. Mamá, La Tumbona, porque “tumba, tira, demuele, te come el espacio” y quien llena la casa de gritos, mata pájaros con una escopeta, no manda a su hijo menor a la escuela porque queda lejos y que sólo parece estar contenta y relajada los sábados. Sin embargo, los 10 años que separan la partida de esa casa familiar y el regreso proponen una nueva mirada del hogar y, particularmente, de una madre tan poco convencional e imperfecta. Esta vez, la narradora dará lugar a una profunda reflexión sobre su niñez y su familia, sobre sus antepasados víctimas de campos de concentración y sobre una llamativa sordera familiar presente entre tanto grito.
Por otro lado, los capítulos breves le dan a la trama una fragmentariedad semejante a un relato verbal de la vida, ese que no se detiene en todos los detalles sino que sólo en los relevantes para unx. Con una prosa lírica y sensorial, una voz reflexiva y el mar de fondo vamos armando entonces las piezas de un rompecabezas que unen pasado y presente.
Muy bien escrita.

Editorial: Criatura