Mi reseña:
"Durante mi vida, más de una vez me pregunté si sabría reconocer al verdadero amor si lo tuviera frente a frente. (...)Cuando te encontrás cara a cara con tu amor, hay química, hay física y hay metafísica. Existe entre esos dos seres una capacidad única y especial de verse más allá de lo visible, de atravesarse con la mirada, de reconocerse con los sentidos, con la intuición, con el potencial intangible, con lo esencial. Es como si se tratara de dos seres que han recorrido juntos innumerables vidas y que, al reencontrarse en la dimensión actual, se palpan con la mirada, con el tacto, con el olfato. (...)Se desvela un conocimiento preexistente del otro, ese que ni uno mismo tiene la capacidad de recordar. Eso es lo que sucede cuanto te encontrás cara a cara con tu amor."
__________________________
Penélope Baldwin Cavagnola cumplió con el rol de Susanita a rajatabla. Se casó por iglesia con su primer y único novio, con su Banderas, y tuvieron una hija. Sin embargo, con el nacimiento de Mía se dieron "cuenta de que no (se podían poner) de acuerdo ni para elegir dónde colgar el repasador". Un romance entre Banderas y su secretaria fue la gota que rebalsó el vaso. Su Banderas, su Charles Ingalls, se caía del estandarte del príncipe azul para mostrar un hombre a quien no elegía como compañero de vida.
La separación le despierta a Penny un deseo por vivir nuevas experiencias, de hacer lo que nunca se animó a hacer. La separación le muestra que no extraña al hombre que no está más, sino que a la idea de familia que ya no podrá ser (de esa forma); le muestra cómo muchas de sus elecciones en la vida fueron tomadas hasta quizás por pura inercia, o por miedo a darle la espalda al mandato. Penny siente que se expande, y que más que nunca se niega a resignar el sueño de que el príncipe azul existe (incluso cumpliendo con los 125 ítems de su lista). Y esta es la historia que Penny nos cuenta: el principe azul llega, porque el príncipe azul no es el de Cenicienta ni el de Blancanieves. El príncipe azul es nuestro "compañer(x) imperfectamente perfect(x)”. Penélope, el día que me casé otra vez es una historia de transformación, de encuentro con unx mismx, de resignificación del deseo, y por sobre todo de esperanza, porque a pesar de los traspiés y de las caídas dolorosas, volvemos a sonreír y mucho.
Editorial: Tequisté
Penélope, el día que me casé otra vez - Ceci Zunino
Mi reseña:
"Durante mi vida, más de una vez me pregunté si sabría reconocer al verdadero amor si lo tuviera frente a frente. (...)Cuando te encontrás cara a cara con tu amor, hay química, hay física y hay metafísica. Existe entre esos dos seres una capacidad única y especial de verse más allá de lo visible, de atravesarse con la mirada, de reconocerse con los sentidos, con la intuición, con el potencial intangible, con lo esencial. Es como si se tratara de dos seres que han recorrido juntos innumerables vidas y que, al reencontrarse en la dimensión actual, se palpan con la mirada, con el tacto, con el olfato. (...)Se desvela un conocimiento preexistente del otro, ese que ni uno mismo tiene la capacidad de recordar. Eso es lo que sucede cuanto te encontrás cara a cara con tu amor."
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Penélope Baldwin Cavagnola cumplió con el rol de Susanita a rajatabla. Se casó por iglesia con su primer y único novio, con su Banderas, y tuvieron una hija. Sin embargo, con el nacimiento de Mía se dieron "cuenta de que no (se podían poner) de acuerdo ni para elegir dónde colgar el repasador". Un romance entre Banderas y su secretaria fue la gota que rebalsó el vaso. Su Banderas, su Charles Ingalls, se caía del estandarte del príncipe azul para mostrar un hombre a quien no elegía como compañero de vida.
La separación le despierta a Penny un deseo por vivir nuevas experiencias, de hacer lo que nunca se animó a hacer. La separación le muestra que no extraña al hombre que no está más, sino que a la idea de familia que ya no podrá ser (de esa forma); le muestra cómo muchas de sus elecciones en la vida fueron tomadas hasta quizás por pura inercia, o por miedo a darle la espalda al mandato. Penny siente que se expande, y que más que nunca se niega a resignar el sueño de que el príncipe azul existe (incluso cumpliendo con los 125 ítems de su lista). Y esta es la historia que Penny nos cuenta: el principe azul llega, porque el príncipe azul no es el de Cenicienta ni el de Blancanieves. El príncipe azul es nuestro "compañer(x) imperfectamente perfect(x)”. Penélope, el día que me casé otra vez es una historia de transformación, de encuentro con unx mismx, de resignificación del deseo, y por sobre todo de esperanza, porque a pesar de los traspiés y de las caídas dolorosas, volvemos a sonreír y mucho.
Editorial: Tequisté
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