Mi reseña:

"Cuando no había cerca hombres o voces de hombres u olor a hombre, se sentaba indolente y, con las rodillas relajadas, se hurgaba las uñas. (...) Monka es de frente ancha, con hoyuelos en las mejillas, y sus ojos son abiertamente pícaros, mejor dicho, sus ojos son ya completamente obscenos. (...) Era muy propio de Monka jurar y perjurar despreocupadamente, cagarse en todo y jugarse la mano derecha. (...)Todo a su alrededor era estrépito y follón."
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Raimonda Rybnaia, apodada Monka, Mónechka, es una joven rusa en constante búsqueda de amor. Al ser su madre, Guertruda Borísovna Fáikina, una mujer fría y sin ninguna capacidad de demostrar cariño y cuidado, y su padre un veterano de guerra siempre con el cinturón en la mano a la espera de su hija, Monka buscará amor fuera de su hogar. Ambos creen que no pueden controlar la locura y la lujuria de su hija. Ninguno la mira realmente. Ninguno la puede ver. Su prima 10 años menor, la narradora de esta historia, es quien sí la mira y quien nos cuenta con ironía y humor esta historia. De adolescente, aunque el cinturón la espere, Monka se ausenta de su casa por días. Ni el encierro en la cocina ni el trabajo lavando platos en una cafetería parecen frenar la vida azarosa que Monka tiene.
Monka es un arquetipo de persona que supera las barreras geográficas y temporales; es una mujer que necesita siempre de compañía porque "sin compañía no (puede) respirar, se atonta(ba) y languide(cía)", que tiene muchas amigas y que irá de vínculo en vínculo en busca de una felicidad que nunca parece llegar. A pesar de su mala salud, sus inmensas ganas de vivir le darán las fuerzas para seguir adelante.
Los rusos siempre haciendo lo suyo.

Editorial: Automática