Mi reseña:

“Teníamos el aspecto de enamorados como los enamorados pueden tener; y si ahora insisto en que de alguna manera, en alguna parte, existía una especie de mentira, un simulacro de alguna clase, que en alguna zona de nosotros las violentas declaraciones que nos hacíamos encontraban un eco irónico y, bajo, la superficie, había motivos ocultos para lo que decíamos y hacíamos, quizá sea solo porque, como una mujer después de dar a luz, somos incapaces de recobrar la realidad de nuestro dolor, nos resulta imposible creer que fuimos nosotros quienes gritamos en la maternidad y arañamos las sábanas y que nuestras frentes se cubrieron de sudor, y tal vez un sentimiento tan intenso, a fin de cuentas, nos hace experimentar una sensación de irrealidad tan aguda como si nunca hubiésemos sentido nada.”
___
En un contexto neoyorquino de los años 50, un hombre de unos 40 años le cuenta a una mujer que conoce en un bar una historia de amor que vivió con una joven. Un ambiente de soledad y tristeza, de disconformidad con la vida misma, quizás de resignación, se sienten en la primera escena. Él, un hombre descreído del amor, ella una mujer de 20 años divorciada y madre de una niña de 5 que cuando tenía 17 apostó, quizás ingenuamente, a una vida que creía que quería y que de alguna manera la salvaría, o la mantendría en pie: casarse y tener hijos. Pero la ilusión de una noche de bodas de cuento de hadas y la proyección de una vida de castillo se desplomaron rápidamente. Con soberbia el narrador la describe a ella como una mujer endeble, que necesita ser cuidada por un hombre y que parece aún no haber perdido la chispa de la ilusión. Su arrogancia de estar convencido de saber como desentenderse del desamor se desmorona cuando aparece un tercero, un hombre que lo pone en un lugar vulnerable al traer consigo un arma muy poderosa: el dinero. Pero a él no le importa porque lo único que quiere el desconocido es una noche de sexo por 1000 dólares. Si ella aceptara la oferta, él no tendría de qué preocuparse, porque el amor que ella le tiene es incorruptible. 
Sin embargo, muy en el fondo, él sabe que debe decir que no, que debe mostrar su vulnerabilidad, sus celos, su amor. ¿Tan seguro está de que no la va a perder? ¿Tan seguro esta de que es su amor lo que importa? ¿O es simplemente una lucha de poder? Los enamorados es una historia de amor y desamor, de contradicciones y ambigüedades, de abrazos, sexo, regalos, celos, posesión, llantos y ausencias. Quizá vivamos convencidos de que el amor va a llegar; ¿sabremos cuidarlo? ¿O sin darnos cuenta se escabullirá por nuestros dedos para siempre?

Editorial: La Bestia Equilátera

Los enamorados - Alfred Hayes

$25.000,00
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“Teníamos el aspecto de enamorados como los enamorados pueden tener; y si ahora insisto en que de alguna manera, en alguna parte, existía una especie de mentira, un simulacro de alguna clase, que en alguna zona de nosotros las violentas declaraciones que nos hacíamos encontraban un eco irónico y, bajo, la superficie, había motivos ocultos para lo que decíamos y hacíamos, quizá sea solo porque, como una mujer después de dar a luz, somos incapaces de recobrar la realidad de nuestro dolor, nos resulta imposible creer que fuimos nosotros quienes gritamos en la maternidad y arañamos las sábanas y que nuestras frentes se cubrieron de sudor, y tal vez un sentimiento tan intenso, a fin de cuentas, nos hace experimentar una sensación de irrealidad tan aguda como si nunca hubiésemos sentido nada.”
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En un contexto neoyorquino de los años 50, un hombre de unos 40 años le cuenta a una mujer que conoce en un bar una historia de amor que vivió con una joven. Un ambiente de soledad y tristeza, de disconformidad con la vida misma, quizás de resignación, se sienten en la primera escena. Él, un hombre descreído del amor, ella una mujer de 20 años divorciada y madre de una niña de 5 que cuando tenía 17 apostó, quizás ingenuamente, a una vida que creía que quería y que de alguna manera la salvaría, o la mantendría en pie: casarse y tener hijos. Pero la ilusión de una noche de bodas de cuento de hadas y la proyección de una vida de castillo se desplomaron rápidamente. Con soberbia el narrador la describe a ella como una mujer endeble, que necesita ser cuidada por un hombre y que parece aún no haber perdido la chispa de la ilusión. Su arrogancia de estar convencido de saber como desentenderse del desamor se desmorona cuando aparece un tercero, un hombre que lo pone en un lugar vulnerable al traer consigo un arma muy poderosa: el dinero. Pero a él no le importa porque lo único que quiere el desconocido es una noche de sexo por 1000 dólares. Si ella aceptara la oferta, él no tendría de qué preocuparse, porque el amor que ella le tiene es incorruptible. 
Sin embargo, muy en el fondo, él sabe que debe decir que no, que debe mostrar su vulnerabilidad, sus celos, su amor. ¿Tan seguro está de que no la va a perder? ¿Tan seguro esta de que es su amor lo que importa? ¿O es simplemente una lucha de poder? Los enamorados es una historia de amor y desamor, de contradicciones y ambigüedades, de abrazos, sexo, regalos, celos, posesión, llantos y ausencias. Quizá vivamos convencidos de que el amor va a llegar; ¿sabremos cuidarlo? ¿O sin darnos cuenta se escabullirá por nuestros dedos para siempre?

Editorial: La Bestia Equilátera