Mi reseña:

"Los indios que le envío son diecinueve, doce hombres de entre quince y treinta años, y siete mujeres en edad fértil. El conjunto se obtuvo en la frontera con el Brasil. Suponemos por el parecido que hay tres hermanos varones, y una posible madre que recibe trato especial de los demás, pero no hay manera de certificarlo porque comparten la simiente viril como un bien comunitario. / En el conjunto había un bebé de tres o cuatro meses que preferimos apartar y dejar al cuidado de otros indios establecidos en los gomales. No era prudente lanzarlo al viaje. Los indios no advirtieron la ausencia del bebé, ninguno lo lloró."
_______________________
A principios de la década del 30, la Peruvian Rubber Company envía a Buenos Aires desde Iquitos, Perú, un cargamento de 19 indios peruanos a pedido de Amado Dam, quien trabaja en la construcción de un Parque Etnográfico en Tandil. Allí serán expuestos para que la población blanca pueda disfrutar de observar razas exóticas. Es decir: un zoológico humano. Para reducir gastos, se planea que los indios sean quienes terminen con la construcción del parque. Así no sólo estarán ocupados sino que también será una forma ideal de impulsar el apego a su nuevo hogar. En el informe se refiere a los indios como "provisiones", "conjunto", "lote" y "especímenes" incapaces de comprender el mundo como realmente es por no tener los cerebros desarrollados. De hecho, a expreso pedido del comité, los indios que se envían son lo más primitivo que encontraron. Al llegar surge un problema: los indios no tienen apellido y por eso no es posible el ingreso legal a la Argentina y hay un plazo máximo de 10 días para solucionarlo. De no cumplirse, serán deportados. Hasta resolver dicho inconveniente, los indios son llevados a un departamento en el barrio de la Recoleta.
"Qué pueblo, qué gente inerte se deja arrancar de su tierra sin dar pelea." Lo más triste de todo es que, si bien no tenemos zoológicos humanos, los pueblos originarios siguen hoy luchando por su tierra y su cultura.

Editorial: Eterna Cadencia

La telepatía nacional - Roque Larraquy

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"Los indios que le envío son diecinueve, doce hombres de entre quince y treinta años, y siete mujeres en edad fértil. El conjunto se obtuvo en la frontera con el Brasil. Suponemos por el parecido que hay tres hermanos varones, y una posible madre que recibe trato especial de los demás, pero no hay manera de certificarlo porque comparten la simiente viril como un bien comunitario. / En el conjunto había un bebé de tres o cuatro meses que preferimos apartar y dejar al cuidado de otros indios establecidos en los gomales. No era prudente lanzarlo al viaje. Los indios no advirtieron la ausencia del bebé, ninguno lo lloró."
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A principios de la década del 30, la Peruvian Rubber Company envía a Buenos Aires desde Iquitos, Perú, un cargamento de 19 indios peruanos a pedido de Amado Dam, quien trabaja en la construcción de un Parque Etnográfico en Tandil. Allí serán expuestos para que la población blanca pueda disfrutar de observar razas exóticas. Es decir: un zoológico humano. Para reducir gastos, se planea que los indios sean quienes terminen con la construcción del parque. Así no sólo estarán ocupados sino que también será una forma ideal de impulsar el apego a su nuevo hogar. En el informe se refiere a los indios como "provisiones", "conjunto", "lote" y "especímenes" incapaces de comprender el mundo como realmente es por no tener los cerebros desarrollados. De hecho, a expreso pedido del comité, los indios que se envían son lo más primitivo que encontraron. Al llegar surge un problema: los indios no tienen apellido y por eso no es posible el ingreso legal a la Argentina y hay un plazo máximo de 10 días para solucionarlo. De no cumplirse, serán deportados. Hasta resolver dicho inconveniente, los indios son llevados a un departamento en el barrio de la Recoleta.
"Qué pueblo, qué gente inerte se deja arrancar de su tierra sin dar pelea." Lo más triste de todo es que, si bien no tenemos zoológicos humanos, los pueblos originarios siguen hoy luchando por su tierra y su cultura.

Editorial: Eterna Cadencia