Mi reseña

"Durante años traté de convencer a mis amigas de que reproducirse constituía un error irreparable. Les decía que un hijo, por tierno y dulce que fuera en sus buenos momentos, siempre representaría un límite a su libertad, un peso económico, para no hablar del desgaste físico y emocional que ocasionan: nueve meses de embarazo, otros seis o más de lactancia, desveladas frecuentes durante la niñez, y luego una angustia constante a lo largo de su adolescencia."
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Laura, la narradora, no desea ser madre. Con Alina, su mejor amiga, siempre compartieron esa lectura sobre lo que la maternidad implica: un corte en la libertad individual. Sin embargo, Alina ha cambiado de opinión, y luego de tratamientos de fertilidad, logra quedar embarazada. La felicidad la desborda cuando le dicen que tendrá una bebita. Se llamará Inés. Pero cuando faltan unas semanas para el nacimiento, los médicos informan que Inés no va a vivir. Quizás logre vivir unas horas. No más. Y es muy importante que Alina y Aurelio se preparen.
Doris, vecina lindante de Laura, enviudó dos años atrás, y hoy vive sola con su hijo Nico, un niño que no encuentra otra forma de canalizar su angustia más que insultando y rompiendo cosas.
La hija única es un libro terriblemente crudo en el que la temática de la maternidad es central. ¿Está mal no querer ser madre, o no sentir deseo de vincularse con niños? La maternidad indefectiblemente cambia la vida, ¿pero qué pasa cuando el cambio no es el que esperábamos ni por asomo? Confiamos en los médicos, en sus informes (¿quizás a veces por demás?), pero ¿y si se equivocan?
Una novela dura pero realista. Es imposible lograr conectarse con el lugar del otro si es muy ajeno, pero quizás podamos acercarnos y dejar de juzgar.

Editorial: Anagrama