Posiblemente una de las primeras cosas que llame la atención de los relatos de este libro sea su distancia formal con respecto al cuento tradicional. Los textos de Docampo se construyen a su aire, en algunos casos como una novela –por acumulación, a partir de secciones o partes–, en otros, como ensayos basados en el lenguaje. En «El arte o la cultura», por ejemplo, la defensa de hipótesis alcanza niveles de manifiesto: La realidad que vivimos es una de las muchas que se dan paralelamente. Yo trazo con mi vida una línea delgada y mentirosa en mi existencia múltiple. Lo que me rodea: la mesa, la computadora, es materia. Lo que conecta una y otra y a mí en este engranaje es la palabra, el discurso, ya puesto a funcionar.
A la vez, esta diversidad formal también encuentra su eco en la variedad de temas narrados. Lejos de imponer una historia unívoca, estos relatos devuelven preguntas: el esoterismo, la familia, el amor, la cordura, entre otros, son abordados por Docampo a partir de una narración madura que investiga los límites, con voluntad extrema que busca cuestionar y distanciarse de cualquier visión uniformadora o remanida.