Mi reseña:

"Me dejé en Hungría mi diario de escritura secreta, y también mis primeros poemas. También dejé a mis hermanos, mis padres; sin avisarles, sin despedirme de ellos, sin decirles adiós. Pero sobre todo, ese día, ese día de finales de noviembre del año 1956, perdí definitivamente mi pertenencia a un pueblo."
___________________
Si buscamos en el diccionario la definición de analfabeto, vamos a encontrar dos respuestas: "persona que no sabe leer ni escribir" y "persona que no tiene cultura". Cultura es lo que nos define como pueblo, nuestras tradiciones, costumbres y nuestra lengua. En esta breve pero contundente novela autobiográfica, Agota Kristof relata en 11 fragmentos cómo se convirtió en analfabeta.
Agota nace el 30 de octubre de 1935 en Hungría, y vive sus primeros años en Csikvánd, un pueblito sin electricidad ni agua corriente. Su padre es el único maestro del pueblo, y lo que la distingue a ella del resto de los niños es el haberse dado cuenta de que para sus 4 años había ya contraído "la incurable enfermedad de la lectura". Los adultos lo consideran una pérdida de tiempo. Para ella es algo imperioso. No puede parar de leer.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, su país es controlado y oprimido por la Unión Soviética, y a Agota la esperan años de desarraigo y de soledad. A pesar de llorar "sobre todo (su) libertad perdida", a pesar de tener que soltar su lengua materna y tener que adoptar forzosamente una nueva, Agota luchará por intentar ver el mundo con esos nuevos lentes. Y por sobre todo, nunca dejará de leer y de escribir. Su pasión desenfrenada por la lectura es "la enfermedad" que la salvará de otra enfermedad: la de quedar atrapada en el desconsuelo de una identidad dejada atrás aunque jamás, jamás perdida.
Hermosísima novela. La historia de una guerrera que nunca deja de luchar contra el "analfabetismo espiritual".

Editorial: Alpha Decay

La analfabeta - Agota Kristof

$20.990,00
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"Me dejé en Hungría mi diario de escritura secreta, y también mis primeros poemas. También dejé a mis hermanos, mis padres; sin avisarles, sin despedirme de ellos, sin decirles adiós. Pero sobre todo, ese día, ese día de finales de noviembre del año 1956, perdí definitivamente mi pertenencia a un pueblo."
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Si buscamos en el diccionario la definición de analfabeto, vamos a encontrar dos respuestas: "persona que no sabe leer ni escribir" y "persona que no tiene cultura". Cultura es lo que nos define como pueblo, nuestras tradiciones, costumbres y nuestra lengua. En esta breve pero contundente novela autobiográfica, Agota Kristof relata en 11 fragmentos cómo se convirtió en analfabeta.
Agota nace el 30 de octubre de 1935 en Hungría, y vive sus primeros años en Csikvánd, un pueblito sin electricidad ni agua corriente. Su padre es el único maestro del pueblo, y lo que la distingue a ella del resto de los niños es el haberse dado cuenta de que para sus 4 años había ya contraído "la incurable enfermedad de la lectura". Los adultos lo consideran una pérdida de tiempo. Para ella es algo imperioso. No puede parar de leer.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, su país es controlado y oprimido por la Unión Soviética, y a Agota la esperan años de desarraigo y de soledad. A pesar de llorar "sobre todo (su) libertad perdida", a pesar de tener que soltar su lengua materna y tener que adoptar forzosamente una nueva, Agota luchará por intentar ver el mundo con esos nuevos lentes. Y por sobre todo, nunca dejará de leer y de escribir. Su pasión desenfrenada por la lectura es "la enfermedad" que la salvará de otra enfermedad: la de quedar atrapada en el desconsuelo de una identidad dejada atrás aunque jamás, jamás perdida.
Hermosísima novela. La historia de una guerrera que nunca deja de luchar contra el "analfabetismo espiritual".

Editorial: Alpha Decay