En este nuevo número ahondamos la disposición inaugurada en el #37: si bien se mantienen conceptualmente las secciones, los artículos aparecen intercalados en la versión papel a fin de que cada uno resalte en su individualidad y al mismo tiempo se cargue de electricidad el conjunto.

Este número tiene, entonces, como tema principal a la naturaleza y la poesía: sus formas, transformaciones y manifestaciones. En ese sentido, Goethe (en versión de Andrés Kusminsky) ha sido el poeta elegido para encabezar la selección con sus Metamorfosis.

Se incluyen también dos ensayos sobre la relación del poeta con el mundo natural. Por un lado Alejandro Crotto desarrolla una analogía entre la búsqueda de matrices formales en el hacer poético y la existencia de formas originales (patrones, repeticiones) en los animales y las plantas. Por el otro, John Burnside explica, con una prosa llena de detalles, los fundamentos de su “ciencia de pertenecer” en la que el vínculo directo entre el poeta y el mundo vivo (el clima, la distancia que se puede recorrer a pie, los animales con sus olores y colores, etc.) se presenta como necesario para mantener a flote la sensibilidad poética.

En una vuelta a los clásicos, los poemas de Alice Oswald profundizan en los símiles naturales de la Ilíada. Por su parte, la brasilera Carla Diacov, vuelve a lo primitivo para hacer poesía con lo más íntimo: la sangre, el ritmo corporal, los ciclos.

Para terminar, en sus páginas encontrarán dos gigantes de la naturaleza: un rinoceronte y una ballena. El “dentro del poema” que Nahuel Lardies dedica al rinoceronte de Alberto Durero y el que Pedro Mairal dedica a la gran ballena que encalla en un poema del peruano Antonio Cisneros.

Y una colección de poemas a cargo de Silvina López Medin, Jorge Monteleone, Pablo Dema, Andi Nachon, Lara Segade y Eleonora González Capria.