Mi reseña:

"Este le había costado un poco más de trabajo, pero, por lo general, era simple, asombrosamente simple, matar a alguien. La primera vez había terminado casi sin darse cuenta. Elegía con calma, sin apurarse. Tenía cuidado de no repetir los barrios. Tardaba casi veinte meses en dar la vuelta completa. Como un pescador avezado que retira su red, con seguridad pero sin forcejeos, del mar. Nadie había reconocido nunca una serie en esas muertes. Muertes que, por otra parte, nadie reclamaba tampoco."
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Un hombre disfruta de los momentos previos a su cena caníbal, hasta que el timbre de su departamento irrumpe, grita, y no deja de sonar.
Como una suerte de "Casa Tomada" de Cortázar, la casa de una mujer, hundida en el duelo de una separación, es invadida implacablemente por una multitud de babosas. De la cocina, al living, a la habitación, a la cama. Y el insomnio oportunamente déspota e invencible.
Rosina, aunque la anestesia previene que sienta dolor durante la cirugía estética que hará desaparecer la nariz de su madre, su consciencia no se duerme y escucha todo lo que sucede durante la intervención. El reflejo en el espejo cambiará para siempre, pero no de la manera que espera.
A cada uno de los 8 relatos los antecede una ilustración de cuerpos oscuros y de ojos vendados, de cuerpos blancos, ojos cerrados y manos con guantes; dibujos que funcionan como la antesala de una prosa tajante y hábil para generar tensión constante y justa.
8 relatos cortos para leer en una bocanada de aire.

Editorial: Leteo