Mi reseña:

"El atajo es un llano que sube de a poco, todavía estamos cerca, el lugar, iluminado por la luna, es un jardín con destellos rítmicos de plata donde los arbustos y las piedras forman pasillos y recovecos oscuros. Todos esos discursos sobre la sabiduría de la tierra, sobre lo que ella vuelve íntimo y generoso, eso es lo que nos afecta y excita. La inmensa cúpula y ofrecer algo a cambio, algo que también tiene que contener pureza, nacida de nosotros."
_______________________
Una pareja llega a La Sirena, un pueblo que los recibe con la desolación típica de la siesta pueblerina, en busca de un hotel montado sobre el casco de una estancia. Al subir a la terraza de La Estancia La Sirena, ella reconoce de lejos a su amiga An y su novio Orle, quienes se están quedando en el pueblo de al lado, Orense. Ellos los invitan a pasar una noche en la casa, hay una pileta, pueden pasar un buen rato. Y allí comienza un viaje rutero. Noches en carpa, en apostaderos, encuentros con desconocidos, drogas, sexo y experiencias nuevas. La sensualidad y la sexualidad flotando en el aire, constantemente; la provocación, la tensión erótica. Los límites con la naturaleza se pierden. Somos parte de ella.

Editorial: Alto pogo

El uso raro de nuestro lenguaje - Ale Díaz B.

$15.000,00
El uso raro de nuestro lenguaje - Ale Díaz B. $15.000,00
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

Mi reseña:

"El atajo es un llano que sube de a poco, todavía estamos cerca, el lugar, iluminado por la luna, es un jardín con destellos rítmicos de plata donde los arbustos y las piedras forman pasillos y recovecos oscuros. Todos esos discursos sobre la sabiduría de la tierra, sobre lo que ella vuelve íntimo y generoso, eso es lo que nos afecta y excita. La inmensa cúpula y ofrecer algo a cambio, algo que también tiene que contener pureza, nacida de nosotros."
_______________________
Una pareja llega a La Sirena, un pueblo que los recibe con la desolación típica de la siesta pueblerina, en busca de un hotel montado sobre el casco de una estancia. Al subir a la terraza de La Estancia La Sirena, ella reconoce de lejos a su amiga An y su novio Orle, quienes se están quedando en el pueblo de al lado, Orense. Ellos los invitan a pasar una noche en la casa, hay una pileta, pueden pasar un buen rato. Y allí comienza un viaje rutero. Noches en carpa, en apostaderos, encuentros con desconocidos, drogas, sexo y experiencias nuevas. La sensualidad y la sexualidad flotando en el aire, constantemente; la provocación, la tensión erótica. Los límites con la naturaleza se pierden. Somos parte de ella.

Editorial: Alto pogo