Si acordáramos que existe una forma de las cosas, la literatura no sería posible. O, al menos, alguna literatura porque –aquí otro misterio- qué es la literatura si es que hay una sola. El color de los fantasmas sería uno de esos libros que nos perderíamos ya que la experimentación de las formas es la génesis de su existencia. 

Omar Quijano se propone ahondar en la exploración: romper moldes, derivar reglas, desafiar palabras hasta llegar a de-construirlas y probar que en el lenguaje otra cosa es posible. De esta manera, el juego se propaga en cada página  invitando al lector a participar de un mundo lúdico distinto en cada cuento. Así, el autor no pretende imponer cómo mover las fichas para que la búsqueda –de quien escribe y quien lee- sea absoluta. 

El color de los fantasmas resulta un encuentro libre y placentero de la mano de una escritura punzante, desacartonada, dispuesta a ir más allá hasta permitirse palabras sublimes como éstas: “Qué liviandad, qué desparpajo pretender girar como en una calesita de pretextos, buscar marear y marearse, no decir nada fuera de cálculo, evitar el traspié del error, la caída lineal en contradicciones”. Marearse hasta perderse y encontrar otra vez el rumbo y en el camino reírse y hasta temer. A ese juego nos invita esta primera antología de cuentos de Quijano. 

Colección: Narrativa

Editorial: Milena Caserola

El color de los fantasmas - Omar Quijano

$6.200,00
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Si acordáramos que existe una forma de las cosas, la literatura no sería posible. O, al menos, alguna literatura porque –aquí otro misterio- qué es la literatura si es que hay una sola. El color de los fantasmas sería uno de esos libros que nos perderíamos ya que la experimentación de las formas es la génesis de su existencia. 

Omar Quijano se propone ahondar en la exploración: romper moldes, derivar reglas, desafiar palabras hasta llegar a de-construirlas y probar que en el lenguaje otra cosa es posible. De esta manera, el juego se propaga en cada página  invitando al lector a participar de un mundo lúdico distinto en cada cuento. Así, el autor no pretende imponer cómo mover las fichas para que la búsqueda –de quien escribe y quien lee- sea absoluta. 

El color de los fantasmas resulta un encuentro libre y placentero de la mano de una escritura punzante, desacartonada, dispuesta a ir más allá hasta permitirse palabras sublimes como éstas: “Qué liviandad, qué desparpajo pretender girar como en una calesita de pretextos, buscar marear y marearse, no decir nada fuera de cálculo, evitar el traspié del error, la caída lineal en contradicciones”. Marearse hasta perderse y encontrar otra vez el rumbo y en el camino reírse y hasta temer. A ese juego nos invita esta primera antología de cuentos de Quijano. 

Colección: Narrativa

Editorial: Milena Caserola