Mi reseña:

"Pero era demasiado tarde. La mujer cruzó la habitación y abrió la puerta del freezer, apenas un poco. Vio el satén rosa. Cerró de golpe. El niño también había visto algo - de reojo, algo de color -, pero no supo bien qué; quizás había visto algo, quizás no, quizás hubiera un motivo para la reacción de su madre, quizás no."
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Una mujer llega junto a sus dos hijos, de 9 y 6 años, a la casa donde creció en Francia escapando de un marido abusivo. Sin embargo, no los recibe un ámbito cálido, de contención, sino que una casa fría casi en penumbras, muchas puertas y recovecos, y una madre-abuela distante. El ambiente es tenso y perturbador desde el inicio, pero las cosas se oscurecen más cuando llega Marcus, el hermano de la mujer, junto a su esposa Sophie. Vienen directo del hospital donde nació Alice. Alice está con ellos, en brazos de Sophie, muerta. Y ellos no quieren enterrarla.
En Desolación el horror se observa y no se menciona, como si no hubiera palabras que lo pudieran describir, o bien quizás porque no se necesitan palabras. El narrador es extremadamente distante; no se involucra con los sentimientos ni pensamientos de los personajes. Los ambientes hablan más que ellxs. Entonces, unx se vuelve un testigo de lo que sucede. Todxs dicen poco, todxs esconden algo, todxs parecen saber lo que el otrx esconde, lo que no menciona. Pero nadie, ni Julia Leigh, lo pone en palabras.
Desolación es una novela breve, de menos de 100 páginas, que aborda principalmente la temática del duelo. Lo particular, en mi opinión, es la voz que observa y que no se involucra. Entonces, como lectorxs, intentamos ir comprendiendo qué es lo que pasa por dentro. Mood perturbador y acechante. Personajes apáticos, cerrados, heridos, y una casa en donde se hace difícil respirar.
"Las cosas no pierden importancia porque se las deje atrás".
Mucha energía de Escorpio.
Disponible en Las Orquídeas de Dolores. Link en bio.

Editorial: Fiordo