Mi reseña:

“Documentar significa simplemente coleccionar el presente para la posteridad. […] Solo tienes que encontrar tu propia forma de entender el espacio, para que el resto de nosotros nos sintamos menos perdidos en el tiempo.”
____________________
Ellos son una pareja de documentalistas sonoros; el hijo de él tiene 10 años y la de ella 5. Hace 4 años que son una familia. Ella, narradora de gran parte de la novela, trabaja sobre la crisis de los menores indocumentados, los “niños aliens”, que cruzan la frontera de los Estados Unidos, y se compromete a encontrar a dos hermanas que desaparecieron cruzándola; él tiene su proyecto propio: investigar los despojos y desplazamientos forzados de los Apaches Chiricahuas. Llegan al acuerdo de viajar desde Nueva York a Arizona en auto y mientras se desplazan, documentar los sonidos del desierto y todas sus historias. Pero al terminar ese viaje, él no regresará a NY.
EL oxímoron que da título a la novela me llevó a a pensar en los distintos desiertos de la vida, en los momentos desérticos. Si uno se imagina un desierto per se, ¿qué escucha? El sonido de la tierra desplazada por el viento y su silbido, los animales y los pájaros que lo habitan, las personas perdidas en él. Y si uno piensa en un desierto de su vida, seguramente logrará escuchar todos los sonidos propios del momento en que no fue un desierto, sino un momento compartido colmado de risas, relatos, llantos y más. Y quizás comprenda por qué esos momentos y personas decidieron desplazarse hacia otro lugar, o por qué uno mismo lo hizo.

 

Editorial: Sigilo

Desierto Sonoro - Valeria Luiselli

$30.000,00
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“Documentar significa simplemente coleccionar el presente para la posteridad. […] Solo tienes que encontrar tu propia forma de entender el espacio, para que el resto de nosotros nos sintamos menos perdidos en el tiempo.”
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Ellos son una pareja de documentalistas sonoros; el hijo de él tiene 10 años y la de ella 5. Hace 4 años que son una familia. Ella, narradora de gran parte de la novela, trabaja sobre la crisis de los menores indocumentados, los “niños aliens”, que cruzan la frontera de los Estados Unidos, y se compromete a encontrar a dos hermanas que desaparecieron cruzándola; él tiene su proyecto propio: investigar los despojos y desplazamientos forzados de los Apaches Chiricahuas. Llegan al acuerdo de viajar desde Nueva York a Arizona en auto y mientras se desplazan, documentar los sonidos del desierto y todas sus historias. Pero al terminar ese viaje, él no regresará a NY.
EL oxímoron que da título a la novela me llevó a a pensar en los distintos desiertos de la vida, en los momentos desérticos. Si uno se imagina un desierto per se, ¿qué escucha? El sonido de la tierra desplazada por el viento y su silbido, los animales y los pájaros que lo habitan, las personas perdidas en él. Y si uno piensa en un desierto de su vida, seguramente logrará escuchar todos los sonidos propios del momento en que no fue un desierto, sino un momento compartido colmado de risas, relatos, llantos y más. Y quizás comprenda por qué esos momentos y personas decidieron desplazarse hacia otro lugar, o por qué uno mismo lo hizo.

 

Editorial: Sigilo