Los inmortales

Ese viernes por la noche me reunía con amigos para comer un asadito. Imposibilitado de entenderme con los extranjeros, un poco con ademanes, señalándoles la boca y el estómago, y otro poco con empujones, los fui llevando para el taller, lo que aceptaron dócilmente: necesidad obliga. Entusiasmados con la ingesta criolla, que parecía una novedad para ellos, morfaron como trogloditas y chuparon como cosacos. Sentados juntos en un banco estilo campo, al principio me parecieron mellizos, pero al tiempo de observarlos, poco a poco los fui distinguiendo uno del otro, cayendo en la cuenta de que la similitud era un proceso mimético, cuya causa después de un tiempo pude entender. Eran altos, calculándoles a ojo, un metro noventa; flacos y fibrosos, daban sensación de fortaleza.


Mi aleph


La casa estilo tipo chorizo era centenaria y poseía un sótano alargado y angosto, con paredes de ladrillos a la vista y piso de tosca, inhóspito y lúgubre, posiblemente pensado para bodega (aunque mas que sótano, parecía un pozo). Su único mobiliario era la tapa de entrada y la vieja escalera de pinotea que nos preocupa, peligrosa de bajar dado lo empinada y su estado deplorable por la humedad y los años de encierro. 

Editorial: Alto pogo

Carpincho - Juan Carlos Virgilio

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Ese viernes por la noche me reunía con amigos para comer un asadito. Imposibilitado de entenderme con los extranjeros, un poco con ademanes, señalándoles la boca y el estómago, y otro poco con empujones, los fui llevando para el taller, lo que aceptaron dócilmente: necesidad obliga. Entusiasmados con la ingesta criolla, que parecía una novedad para ellos, morfaron como trogloditas y chuparon como cosacos. Sentados juntos en un banco estilo campo, al principio me parecieron mellizos, pero al tiempo de observarlos, poco a poco los fui distinguiendo uno del otro, cayendo en la cuenta de que la similitud era un proceso mimético, cuya causa después de un tiempo pude entender. Eran altos, calculándoles a ojo, un metro noventa; flacos y fibrosos, daban sensación de fortaleza.


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La casa estilo tipo chorizo era centenaria y poseía un sótano alargado y angosto, con paredes de ladrillos a la vista y piso de tosca, inhóspito y lúgubre, posiblemente pensado para bodega (aunque mas que sótano, parecía un pozo). Su único mobiliario era la tapa de entrada y la vieja escalera de pinotea que nos preocupa, peligrosa de bajar dado lo empinada y su estado deplorable por la humedad y los años de encierro. 

Editorial: Alto pogo